Entrevista a Alen Colipan

Alen Colipan y la lucha estudiantil: "Porque somos hijos del despojo debemos fortalecer nuestro aprendizaje y vincularnos con nuestra cultura”

Por CoRAMM. Alen Colipan estudia derecho en la Universidad de Los Lagos en Osorno, Región de Los Lagos, Fütawillimapu. Integra la agrupación Chillkatujo ULagos Mo, organización que reúne a estudiantes mapuche williche de la Universidad de Los Lagos con el objetivo de visibilizar la cultura, exigir demandas históricas desde el estudiantado indígena y ser una red de apoyo para chilkatufe, estudiantes Mapuche.

Como lideresa mapuche, Alen nos presenta la voz de una nueva generación de mujeres mapuche que invita a reflexionar sobre la identidad desde un espacio social que resignifica el mestizaje, la influencia intergeneracional, el despojo territorial y  la colonización como memoria viva presente en los nuevos “renuevos” de la cultura.

Marimari lagmien. Queremos pedirle que se presente y nos pueda contar sobre su territorio, sobre el origen de su tronco familiar, su tuwün, su kupalme, y también, que nos pueda contar sobre su apellido Colipan.

Marimari, mi nombre es Alen Colipan. Inche Alen Colipan pingen. Soy mujer mapuche, estudiante de derecho y soy madre también, inche ñuke nien. Soy del territorio de la Fütawillimapu, nací en el Chawrakawin, en Osorno. Soy warriache y soy de la ciudad. Estamos forjando ese espacio como personas de la ciudad para construir nuestro nuevo tuwün.

Sobre mi tronco familiar es algo que en realidad siempre lo he pensado y lo hemos conversado con más mujeres, porque vivimos un proceso distinto al que vivieron nuestros abuelos, ya que ellos pudieron tener el prestigio de haber nacido en el campo y de haber conocido de forma más directa cuál era su kupalme, sus ancestros. En mi caso ha sido complejo, porque soy hija de un proceso de despojo producto de la colonización en el territorio.

No nací en el campo, en el lelfun y muchas veces el mismo mapuche discrimina por esa situación. Aunque me identifico como mujer mapuche,  debo decir que igualmente soy mestiza.  Esto es importante aclararlo, porque muchas personas se maquillan bajo una imagen. Yo me identifico como mapuche, estoy alegre de eso y lo digo con mucho orgullo. También soy mestiza, mi mamá proviene de la Región del Bío Bío, del sector rural de Antihuala, en la comuna de Los Álamos, Cañete. Ella es de allá, es campesina. Su familia se crió en el campo, pero mi mamá no tiene ascendencia mapuche, pero se crió siempre allá. Entonces, ella siempre ha fortalecido en mí la importancia de mi identidad mapuche. Por eso, gracias a ella soy lo que soy y por lo que hoy estoy aquí.

Cuando ella era niña estuvo muy cerca con una papay que se llama Amalia Quilapi y ella fue como su madrina hasta el día de hoy. ¿Por qué la nombro? Porque para mí es muy importante en mi formación desde niña. Cuando era una niña, con mi mamá íbamos a Cañete a ver a mi abuela y me dejaba a veces donde la papay tres o cuatro días. Ella hablaba solo mapuzungun y me enseñaba cosas. Entonces desde pequeña mi mamá siempre me inculcó la importancia de mi identidad, a pesar de la discriminación que existe, porque incluso es difícil el usar tu vestimenta cuando eres niña, pues todos te observan. Pero ella siempre me fortaleció. En este caso, esta papay, quien es tejedora, está reconocida como tesoro humano vivo. Ella me enseñaba muchas cosas y así fui forjando mi identidad mapuche, su importancia y mi origen.

Mi padre nació en Osorno. Su origen es del lugar de Trecaimo, del sector de Maile, San Pablo. De allá viene la ascendencia Colipán, de los Colipan Hueitra, porque ese era mi abuelo, que se llamaba José Dolores Colipan Hueitra. De allá viene la ascendencia mapuche con la cual me identifico. Mi abuela se llamaba Sol Filgueira y tenía ascendencia portuguesa. Ella se crió con su abuelita, pues fue huérfana porque su padre y madre fallecieron cuando era aún pequeña. Se casó con mi abuelo a los 15 años. Cuento esta historia porque es cómo me identifico. Aunque tengo mucha familia que se llama Colipan, pero que no se identifican como mapuche. Entonces para mí es importante decirlo.


“Entonces, ¿cómo me identifico? Como mapuche williche, a pesar de todas estas brechas. Yo decidí eso, porque una vez la papay Amalia, allá en Cañete me dijo: "Bueno, cuando las personas son así como tú, te discriminan, tienen una guerra en su cuerpo cuando van creciendo, cuando son niños, como que la sangre lucha, porque es como una sangre mapuche y está la sangre winka, entonces una se interpone por sobre la otra y ahí se ve cómo se define la persona" ”.


Mi abuela dice que cuando se enamoró de mi abuelo su familia no estaba de acuerdo con que ella se fuera de Valdivia y tampoco aceptaban que se fuera con un "indio". Desde que ella tomó la decisión la discriminaron. Ella contó que envió un telegrama a Osorno diciendo que se iría a esta ciudad. Llegó a Osorno y se fue a vivir con mi abuelo José Colipán. Se sacó el apellido y se terminó de criar. Lo digo así porque pude conversar con ella antes de que falleciera. Ella me contaba muchas cosas de su suegra, que se llamaba Rosa Hueitra, que le enseñaba muchas cosas, que era partera, que sabía de remedios y otros temas. Desde niña yo decía: “mi abuelita siempre me cuenta estas cosas que ella aprendió, no siendo mapuche, pero se crió finalmente ahí”.

Quizás cómo fue cuando llegó a la comunidad, porque era blanca, entonces iba a vivir ahí, pero la aceptaron y ella aprendió. Ella siempre me hablaba de lo que era el abuelito Wenteyao, del Ngen Kintuante, del lepun que hacían allá cuando era joven y sobre cómo eran las ceremonias y el tema de los caciques. Mi abuela Sol Filgueira siempre me contaba sobre estos temas. Así, fui conociendo mi origen y obviamente por mi papá que siempre ha fortalecido la importancia de reconocerme como mapuche, de identificarme y de reconocer este como mi territorio y valorarlo y pensar desde aquí, desde dónde estoy pisando. Entonces, ¿cómo me identifico? Como mapuche williche, a pesar de todas estas brechas. Yo decidí eso, porque una vez la papay Amalia, allá en Cañete me dijo: “Bueno, cuando las personas son así como tú, te discriminan, tienen una guerra en su cuerpo cuando van creciendo, cuando son niños, como que la sangre lucha, porque es como una sangre mapuche y está la sangre winka, entonces una se interpone por sobre la otra y ahí se ve cómo se define la persona”. Entonces yo dije: “Claro, es así”. Cuando mi hijo era pequeño ella me decía esto mismo. Ese fue el camino que yo decidí tomar hoy en mi identificación y creo que he sido consecuente y consciente de cómo he podido avanzar en relación a cómo me identifico y quiero verme frente a la sociedad. Eso con respecto a mi tronco familiar.

Colipán significa puma colorado o el puma. Mi papá dice que una vez en Panguipulli, donde hay muchos Colipán, le dijeron que era el puma pardo, el puma que cambia su pelaje o tiene el pelaje nuevo. Me han sucedido muchas cosas con respecto a mi apellido. He aprendido en el camino del andar, porque desde niña he recorrido harto. Mi papá es investigador y con él he ido a diversos lugares. Siempre me ha llevado a visitar los Kuel, archivos y museos en Angol, Concepción o Los Ángeles. En esos viajes hemos conocido a muchos lagmien que conocen más de la cultura y la historia. Así uno se va nutriendo, porque acá en el territorio hubo un despojo, una colonización muy fuerte. Ese es el motivo por el cual yo no nací allá, nadie de nuestra familia nació en el campo, en Quilén, en Trecaimo, de donde vendría siendo mi tuwun y que sería el origen de mi abuelo. Él llegó al latifundio de los Fuchslocher, pero entiendo que decidió salir de allá, porque, o se dedicaba a cortar la murra de los Fuchslocher y ser su inquilino, o se iba a hacer otra cosa. Dice mi abuela que en esos años, como en 1915, decidió ser militar de los caminos, era ingeniero, entonces hacía caminos y se iba para el sur de Chile. Pero él decidió irse por eso, porque ya la tierra era muy poca y la familia quedó viviendo, al parecer, en tres hectáreas.

Mi abuelo tuvo 10 hijos. Yo soy hija del hijo menor de mi abuelo, que es mellizo, por eso en realidad son 11. Entonces, ¿dónde íbamos a vivir nosotros? Nosotros somos hijos del despojo que hicieron los latifundistas y, posteriormente, las familias mapuche williche de este territorio comenzaron a discutir y a despojarse ellos mismos de sus tierras. Yo creo que esta historia la he escuchado mucho por ese sector, cuando he hablado con otras ñañas, de lo fuerte que fue la colonización en ese espacio. Entonces, al ir ahora, uno ve una casa que está al lado de la otra, ya no hay territorio, se perdió lo que era nuestra estructura tradicional. Así es que por eso vivimos acá ahora, estamos y tenemos nuestro espacio acá. Pero ese sería mi tuwün.

Usted actualmente estudia derecho en la Universidad de los Lagos. ¿Por qué decide estudiar esta carrera y a qué dificultades se ha tenido que enfrentar en el ámbito universitario?

Si, estudio derecho en la Universidad de Los Lagos. Cuando era niña siempre me preguntaba: “¿qué quiero estudiar? Decía: “quiero estudiar derecho o de repente por el área de la salud". Siempre pensaba eso. Decidí estudiar derecho cuando estaba en el liceo en Chol Chol, en la Región de La Araucanía. Cuando tenía 15 años me fui interna al Liceo Intercultural Guacolda que es de la Fundación Católica Beato Ceferino Namuncura. Allá estudié durante los cuatro años de enseñanza media. Me fui a vivir al hogar mapuche indígena de enseñanza media que queda en Las Encinas, al lado de la Universidad de La Frontera (UFRO). En ese periodo fui mamá, en cuarto medio nació mi hijo y ahí siempre pensaba sobre lo importante de los derechos de nuestro pueblo, pero desde otras perspectivas.

Veía que era muy injusto que asesinaran a los lagmien o a los jóvenes mapuche. Eso siempre me ha afectado mucho y siempre trataba de movilizarme. Con mis compañeros hacíamos hartas cosas. Eso me mueve mucho, la lucha es algo que me angustia, el ver cómo la gente tiene que sufrir tanto. Por esa razón yo dije: “Voy a estudiar derecho, porque veo que es la manera de cómo uno puede aportar, ser un real aporte”. Porque si bien con la historia del despojo, hubo tanto sufrimiento en nuestra gente, pero ahora siguen sufriendo. Dije voy a estudiar, porque es la manera en que yo puedo aportar realmente.

En el Liceo también estudié técnico en enfermería intercultural, hice mi práctica en el consultorio de Chol Chol, que es un lugar muy pobre y se maltrata mucho a la gente. Fue bonito el paso por el IDI, por que conocí a muchos compañeros que estaban en enseñanza media, pero todos estábamos ahí por que no teníamos dónde vivir. Yo tenía donde vivir en mi casa, pero mi mami me dijo: “Te vas a ir a estudiar a Chol Chol”. Lloré tanto, lloré, yo creo que desde que me subí al bus aquí en Osorno hasta que llegamos al internado de Chol Chol, porque ahí estaban todas las compañeras, yo nunca en mi vida había estado interna. Hay gente que siempre ha estado interna, como desde primero básico, pero yo nunca. Entonces, yo siento que desde ahí mi mundo se empezó a abrir y pude conocer otras perspectivas de la vida, porque quizás si me hubiese quedado acá, hubiese sido todo distinto. Pero ya llegué allá y tuve que irme al hogar indígena de Temuco. Mi hermana me llevó para allá. Nos conocimos con más compañeros, que la mayoría de los hombres siempre se motivan más en esos años.

Entonces yo les decía: “Chiquillos, hagamos el Wetripantu”. Entonces, íbamos a hablar con el director, que se llama Fermín Nahuel. Él era una persona muy simpática. Él siempre me tiró bien para arriba y me decía: “Que te vaya bien, si tú quieres estudiar derecho, lo vas a lograr”. Entonces él siempre nos apoyaba. Llevamos a la machi María Huechuqueo. Ella nos fue a hacer un Wetripantu. Teníamos alrededor de 15 años. Yo llegaba tarde porque tenía que viajar de Chol Chol de vuelta, entonces llegaba como a las siete al hogar, y entonces decían “no, lagmien, si hoy día vamos a practicar nosotros el choique". Había un compañero de apellido Sánchez que era muy simpático, del lado del Toltén, otros de Vilcún. No teníamos kultrún, no teníamos nada. Los chiquillos con una fuente tocaban kultrun, con sábanas bailaban y decían “estamos practicando Wetripantu”. Era muy chistoso, me acuerdo de eso. A pesar de lo precario, queríamos salir adelante. Me acuerdo que en ese tiempo habían hartos enfrentamientos con los Carabineros en el Pelontuwe y nosotros como estábamos en la enseñanza media no nos dejaban salir. Todos queríamos ir. Entonces los chiquillos se subían a las panderetas, otros saltaban, iban a ayudar y volvían. Fue un momento súper bueno de mi juventud cuando vivía allá.

En ese Liceo hicimos hartas cosas. Por ejemplo, para el día del estudiante mapuche, los 8 de noviembre, se conmemoraba el asesinato de Alex Lemún. Se organizaba una actividad que duraba toda la jornada y se invitaba gente de diversos lugares. En ese contexto decidí estudiar derecho, pues veía muchas injusticias. Hice mi práctica y después nació mi hijo. Allí dije: “Hay que cambiar algo y hay que buscar la manera de cómo hacerlo”. Como ya estaba estudiando derecho, ingresé a estudiar en la Universidad de La Frontera, ahí estuve dos años y medio en Temuco.

Fue bonito el paso por allá, también estuve en una agrupación que se llamaba Chillkatufe UFRO mew, porque en varias universidades hay chilkatufes. Allá hacíamos Wetripantu, los chicos hacían talleres de mapuzungun, se dedicaban a la revitalización lingüística, que ha sido algo importante que yo también estoy en proceso para recuperar mi idioma. De hecho uno de los motivos por los cuales me fui a estudiar a Temuco fue poder aprender un poco más del mapuzungun, porque acá no se hablaba chezungun en esos años. Ahora ya hay personas que se dedican a hablar y eso es súper valorable, porque es un trabajo sistemático. ¿Entonces por qué decidí estudiar derecho? Para poder aportar desde alguna trinchera a esta lucha.

¿A qué dificultades se tuvo que enfrentar?

Primero soy madre, lo que no es una dificultad ni un problema, pero sí esto hace que sea un poco más difícil estudiar, porque la carrera implica harto estudio. Entonces, los primeros años me costó, cuando mi hijo aún era pequeño. No obstante, en el ámbito interno de la Universidad, puedo decir que desde el inicio tuve harto apoyo. Por ejemplo, cuando estaba en la UFRO había un programa especial para estudiantes mapuche, el programa Rüpü, para fortalecer el tema académico a partir de tutorías lo que era muy positivo. Entonces, en ese sentido académico no tuve problemas. Pero sí siento que en las universidades, a pesar de que incluso la Universidad de Los Lagos intengra principios como el pluralismo, la interculturalidad y el respecto a los pueblos originarios, siento que cuesta que las personas vistamos nuestro atuendo dentro de la Universidad, porque te sientes juzgado, discriminado u observado dentro de tu mismo espacio. Considero que esto podría ser una brecha, el hablar de los temas indígenas me imagino que van a decir: “Qué cargante, de nuevo con el tema”.  Sin embargo, en mi caso no he tenido muchas brechas, he podido tener apoyo.


“Investigué sobre la existencia del pluralismo jurídico en la Región de Los Lagos y ahí tuve el apoyo de mi jefe de carrera, Alberto Merino, quien fue el tutor de mi investigación. Ahí yo sentí que es muy valorable que la Universidad se esté abriendo, en este caso, a recepcionar estas demandas de estudiantes que son pertenecientes a un territorio, que se identifican con un pueblo originario y que sean validados desde el derecho indígena”.


Hace un tiempo, en base a mi proyecto de grado preparé un artículo académico sobre derecho indígena, específicamente sobre pluralismo jurídico comunitario. Investigué sobre la existencia del pluralismo jurídico en la Región de Los Lagos y ahí tuve el apoyo de mi jefe de carrera, Alberto Merino, quien fue el tutor de mi investigación. Ahí yo sentí que es muy valorable que la Universidad se esté abriendo, en este caso, a recepcionar estas demandas de estudiantes que son pertenecientes a un territorio, que se identifican con un pueblo originario y que sean validados desde el derecho indígena. Porque la carrera de derecho, siempre ha sido algo cerrada. Si uno la ve desde  afuera puede parecer algo para gente rica que tiene muchos recursos. Por ello, creo que es muy importante que se hayan abierto las puertas de estos espacios y que se manifiesta en algo concreto como recepcionar y aceptaran este proyecto de investigación. Podrían haberme dicho “no, eso no nos importa, tiene que ver doctrina, usted vea jurisprudencia". Entonces encuentro que esto fue muy positivo y en relación a eso he tenido apoyo.

Usted forma parte de un colectivo de estudiantes mapuche llamado Chillkatujo ULagos Mo, que se ha formado al alero de la Universidad. Nos puede contar sobre la organización, los objetivos que buscan alcanzar y su rol en ella.

Chillkatujo ULagos Mo, es el nombre que tiene nuestra organización estudiantil, que está compuesta por estudiantes de distintas carreras de la universidad, de carreras profesionales y carreras técnicas, del área de la salud, de las ciencias sociales, como el lado como de contabilidad hay una compañera, igual otros que estudian electricidad y así. Entonces está compuesto por compañeros de distintas disciplinas. Nos formamos al alero de la Universidad, porque nos encontramos en ese espacio institucional del Estado y vimos la necesidad de acompañarnos, conocernos, relacionarnos, quizás de saludarnos en nuestro idioma. De poder revitalizar lo que es nuestra cultura e identificarnos y fortalecernos dentro de ese espacio. Muchas veces hemos sido discriminados porque muchos hermanos no han podido llegar a la universidad por muchos motivos, entonces vemos que es muy importante para nosotros como jóvenes mapuche que hemos logrado llegar a la universidad y también, es importante para nuestras familias que estemos ahí y que no nos olvidemos de dónde venimos. Por eso nos encontramos en ese lugar institucional. La idea es poder generar espacios de reflexión en torno a situaciones actuales del territorio, ya sea el tema de las mineras, conversarlo entre nosotros, qué piensas, qué vamos a hacer respecto a eso, si hacemos algún conversatorio o investigamos entre nosotros mismos en relación a la huelgas que tienen los presos políticos, las condenas políticas que existen, la persecución política. Nos sitúa en ese espacio el tema de poder reflexionar de alguna manera y promover nuestros derechos como pueblos originarios también dentro de ahí.


“Nuestra idea es poder tener próximamente una personalidad jurídica, tampoco necesitamos que la universidad nos valide porque nosotros somos autónomos, pero sí que nos reconozcan como parte de la Universidad, que estudiantes mapuche, que tenemos nuestros nuestras propias demandas y planteamientos y que no somos lo mismo que la federación de estudiantes.”.


Es importante señalar que ya esta organización estudiantil existía hace mucho tiempo, desde hace muchos años, diría hace más de 20 años, estuvieron los primeros estudiantes mapuche que generaron hitos igual dentro de la universidad, de hecho levantaron unos chemamüll, y ellos igual se movilizaban en torno al apoyo directo con las comunidades, en ese tiempo al parecer iban a las recuperaciones y luego siempre han habido estudiantes mapuche que se han podido encontrar dentro de la Universidad. Nosotros lo que hicimos fue formalizar esto, y generar una directiva y decir cómo lo vamos a hacer, qué vamos a hacer y cómo lo queremos. Nuestra idea es poder tener próximamente una personalidad jurídica, tampoco necesitamos que la universidad nos valide porque nosotros somos autónomos, pero sí que nos reconozcan como parte de la Universidad, que estudiantes mapuche, que tenemos nuestros nuestras propias demandas y planteamientos y que no somos lo mismo que la federación de estudiantes. De hecho uno de nuestros objetivos es poder, y yo diría que ya estamos en eso, generar una Federación de estudiantes Mapuche, que ya existió en su tiempo que era la FEMAE a nivel nacional, pero acá tenemos representantes de la agrupación en la región de los Lagos, en Puerto Montt tenemos estudiantes Chilkatujos allá y acá en la Universidad de los Lagos del Campus Osorno. Entonces algunas personas nos identifican como centro de estudiantes y otras personas como agrupación. Más bien nosotros estamos en ese rakizuam todavía porque tenemos hartas cosas.

Los objetivos son el fortalecimiento y la recuperación identitaria mapuche williche, así como la protección, inclusión y autocuidado en torno al küme mongen. La reflexión, reacción y discusión en torno a la situación actual territorial mapuche. La reafirmación identitaria, revalorización cultural y vincularnos con el territorio, con las comunidades, con los agentes culturales y autoridades tradicionales. Eso lo hemos hecho, a través de esas vinculaciones que hacemos, si podemos ir a acompañar algún nütram, algún palín, o hacer encuentros en la universidad, conversatorios, o el mismo wetripantu. De alguna manera identificarnos dentro de nuestras carreras y ver la importancia que significa este enfoque territorial que tiene la Universidad de los Lagos, que dice promover el pluralismo, que realmente se haga. Esa es una de nuestras ideas.

¿Puede mencionar algunos logros que han podido concretar a través de esta Organización?

Uno de los primeros logros fue conformarnos. Hace poco nos apropiamos de un espacio que, aunque es muy pequeño, allí tenemos nuestras reuniones. Otro logro ha sido generar actividades de vinculación con el territorio. En algunas ocasiones comunidades nos han solicitado hacer alguna actividad en la Universidad. Entonces, hemos realizado gestiones para buscar un espacio y recibir a nuestra gente para que sea acogedor el momento de su llegada. También, nosotros tratamos de promover el uso de nuestra vestimenta en la Universidad, quizás no todos los días, pero sí de vez en cuando, porque nos hace bien a nuestro espíritu. Cuando uno lo hace, otros quieren hacerlo y así es más cómodo.  Esto se relaciona con la auto identificación y el fortalecimiento identitario, porque hay compañeros que vienen de otras partes. Tenemos un compañero de Chiloé, que nos comenta que allá en su tierra no usan la vestimenta mapuche, entonces, no se crió con eso. Pero él, a través de la Agrupación, ha fortalecido eso. Para nosotros esto es muy bonito, porque nos encontramos y reconocemos como mapuche, entonces, podemos decirle ¿quisieras usar esta vestimenta? Te la puedo prestar. De hecho, con las chicos, que casi todas somos maslen [mujer], nos estamos diciendo que quizá en el verano deberíamos ocuparnos para que todos tengamos nuestra vestimenta y ver cómo lo hacemos entre nosotras para que todos nos sintamos bien, porque eso es muy importante para poder identificarnos, pues la vestimenta es parte de nuestra protección. A esto mismo contribuye el aprender palabras en chezungun o en mapuzungun, eso es un logro.

Otro logro es el reconocimiento institucional. La Universidad dice que el 40 % de los estudiantes matriculados son indígenas, pero no hay un contexto de eso. Nosotros fuimos nombrados en la cuenta pública, porque este año estuvimos todos los compañeros allí e hicimos precencia. Tuvimos una reunión con el rector en donde presentamos un petitorio, nos dimos a conocer y mencionamos lo que estábamos demandando. Eso es otro logro que no se había alcanzado antes. Hemos organizado actividades como el Día Internacional de la Mujer Indígena. Este es el segundo año que lo hacemos. Participamos en el Wiñol Tripantu que es muy importante para nosotros como estudiantes mapuche. También, nos vinculamos directamente con la Dirección de Pueblos Originarios, lo cual es importante, porque en otras universidades no se da esa fraternidad entre los estudiantes mapuche y las oficinas de pueblos originarios. Pero acá realmente sí se da y hemos colaborado con ellos y ellos nos apoyan mucho a nosotros. Entonces, sentimos su apoyo y lo agradecemos mucho.

Ahora estamos con la demanda de un hogar estudiantil, eso es nuestra principal demanda. Nos unimos a la mesa nacional de hogares de estudiantes indígenas de Chile. Es una mesa compuesta por estudiantes desde los lagmien Aymara, hasta los Mapuches del sur. De hecho nosotros somos los últimos en ser parte, ya que nos incluyeron en el 2024 y asistimos a la mesa nacional de hogares, porque hay una necesidad territorial. En busca de esto nos dimos el trabajo de conversar con nuestras autoridades tradicionales, con nuestros Apo ülmen y  caciques de la Provincia de Osorno, de la Jurisdicción del Cacicado, y fuimos a pedir su apoyo, considerando que ellos son los representantes de todo nuestro territorio. También hablamos con algunos presidentes de comunidades para saber qué es lo que ellos pensaban, incluyendo el tema de las becas indígenas, pues este año hubo un recorte de 700 becas. Cenrca del 40 % de las personas no fueron becadas, entonces este año nos movilizamos bastante respecto a esto.

¿Cuáles son las brechas educativas que usted observa? ¿Qué situaciones adversas aún deben enfrentar en la actualidad los y las estudiantes mapuche en sus procesos de formación académica en la Universidad? ¿Qué otras brechas aún persisten?

Nos reconocemos como estudiantes mapuche, williche y como profesionales en formación, porque es importante también nombrarnos de esa manera, y no solamente como estudiantes, teniendo presente que lo más importante es no olvidarnos de dónde venimos. 

Respecto de las brechas, creemos que hay muchas. Por ejemplo, en las mallas curriculares sería importante que se incorporen enseñanzas desde la cultura mapuche y su cosmovisión en las distintas disciplinas que hay en la Universidad, porque nuestra cultura es muy amplia y abarca todos esos campos. Si bien la Universidad ha hecho esfuerzos en este aspecto, creemos que es mucho más importante seguir vinculándonos directamente con el territorio a través de sus agentes culturales y espirituales.

Otra brecha existente es la discriminación. Algunos compañeros han vivido este tipo de situaciones. Allí, lo importante es acompañarnos en estos procesos y este espacio ha sido propicio para eso. A pesar de que la Universidad nos reconoce, en las situaciones adversas no tenemos un espacio propio, entonces, tenemos que solictar espacios como un favor, lo cual es incómodo. Además, estas situaciones adversas tienen que ver con el poco reconocimiento del estudiante indígena, que si bien, se reconoce como indígena en algunos aspectos, como en las becas indígenas, no existe una integración mayor. Nosotros somos treinta estudiantes que estamos en esta Agrupación, pero creemos que esto es una situación adversa, al haber poca sensibilidad del otro o individualismo, lo que se ha sido generado por el poder colonial y el capitalismo que invade nuestro cerebro y nuestra vida. Esta es una brecha gigante que se inserta dentro de estos espacios.

¿Cómo han influido los movimientos estudiantiles indígenas de otros territorios de Chile o América Latina en los procesos de organización estudiantil de este territorio?

Los primeros movimientos indígenas estudiantiles podríamos situarlos en los años 70s. Ya a inicios de la década hubo una primera demanda por un hogar mapuche. Ahora nosotros ya estamos en una etapa en la que el movimiento mapuche estudiantil ha vivido varios procesos. Por eso hay diversos hogares mapuche, pues nacieron desde la necesidad de educación de nuestros pu lamngen que vienen de sectores rurales a educarse en la ciudad que no cuentan con recursos para costear un arriendo y surgen, también, como parte de la deuda histórica que tiene el Estado de Chile con los estudiantes mapuche. En este contexto, ha sido muy importante ver cómo los compañeros de Temuco o de Santiago han vivido estos procesos que se relacionan con la colonización y decolonización.

Igualmente, hay un problema relacionado con la visión de desarrollo en el sentido capitalista o neoliberal. Podemos apender y hacer el mismo extractivismo que ellos hacen con nosotros o podemos a aprender este conocimiento para convalidarlo con el que nosotros tenemos de nuestra cultura y así potenciarlo. Creo que esta es la idea. Esto uno lo ve en algunos profesionales que ya salieron y que han sido parte de estos procesos estudiantiles. Ellos han luchado mucho o incluso han estado presos.

Siempre se tiene como referencia lo que ha sucedido en Temuco, por lo mismo hemos tratado de recibir los consejos que nos dieron nuestros Apo ülmen. Ellos nos dijeron que era muy importante que hagamos un wiñozuam, que es mirar hacia atrás para observar cómo lo han hecho otras personas, cómo han sido las generaciones anteriores de nosotros y cuáles han sido sus procesos. Esto es lo que nosotros estamos haciendo al día de hoy. Estamos visualizando los periodos y los procesos que vivieron en otros lugares. Para nosotros es muy enriquecedor llenarnos de este conocimiento sobre sus experiencias para tener las nuestras.

Desde su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos, logros o avances que visualiza en el sistema educativo chileno respecto de la implementación de un currículum intercultural que valore la cultura y la visión mapuche?

El año pasado estuve presidiendo la etapa final de la Comisión de la Política para Pueblo Originario en la Universidad de los Lagos que generó una política que fue decretada por el Consejo Superior de la Universidad de Los Lagos. Es una política para pueblos originarios que se vincula con el territorio, pues se generó a partir de un proceso participativo de toda la Región. Esta política fue una co construcción con el Pueblo Mapuche Williche, las comunidades, académicos, estudiantes y funcionarios que fuimos parte de esa Comisión.


“Es muy importante que se logre la formación de profesionales que estén capacitados para enseñar el idioma mapuche, pero también que el Estado permita que a todos los niños se le enseñe el idioma chezungun o mapudungun, pensando que el idioma es la primera herramienta para la transmisión de una cultura de todos los pueblos y sus cosmovisiones. Eso debería seguir implementándose para fortalecer los procesos educativos de los estudiantes de manera transversal y no solamente a los estudiantes de lenguaje o de párvulo, porque estamos en un territorio mapuche williche, en la Fütawilimapu y necesitamos los procesos de revitalización”.


Los principales desafíos están en generar  líneas de acción que puedan ser efectivas para que la Universidad se vincule con el territorio en la enseñanza. Con respecto a la educación, es muy importante fortalecer los procesos de educación intercultural bilingüe. Este es un proceso que ha sido largo, en el que los educadores tradicionales han solicitado que se deroguen distintos decretos que impiden la enseñanza del idioma chezungun. Es muy importante que se logre la formación de profesionales que estén capacitados para enseñar el idioma mapuche, pero también que el Estado permita que a todos los niños se le enseñe el idioma chezungun o mapudungun, pensando que el idioma es la primera herramienta para la transmisión de una cultura de todos los pueblos y sus cosmovisiones. Eso debería seguir implementándose para fortalecer los procesos educativos de los estudiantes de manera transversal y no solamente a los estudiantes de lenguaje o de párvulo, porque estamos en un territorio mapuche williche, en la Fütawilimapu y necesitamos los procesos de revitalización.

Con respecto a desafíos, me voy a enfocar en un aspecto que está relacionado con mi carrera y el territorio, que es el reconocimiento de la existencia del pluralismo jurídico comunitario, que dice relación con la presencia de dos sistemas normativos en un territorio y de esa manera se pueda reconocer de manera directa el sistema normativo indígena y las jurisdicciones indígenas. De alguna manera el Estado las reconoce, pero de manera que a veces puede ser instrumental. Esto se manifiesta a veces en las consultas que no necesariamiente son vinculantes. Hay distintas situaciones en Chile, por ejemplo el decreto 66 del Convenio 169 genera un candado y la no aplicación de las consultas o de los resultados de las consultas que se generan a los pueblos originarios y eso trae una traba en las siguientes fases. Esto se ve reflejado en la enseñanza de la educación intercultural bilingüe, pues es un desafío que en la zona se reconozca la existencia de un sistema normativo que es el sistema tradicional de cacicados. Creo que eso es muy importante, así como la implementación en el currículum para que se enseñe y se pueda propagar este conocimiento para que la gente se sienta contenta de dónde proviene y de quiénes son.

¿Usted participa en organizaciones o en otras iniciativas en el ámbito mapuche?

Hace varios años atrás tuvimos una organización que se llamaba Witxalen. Creo que nunca lo hemos olvidado, porque hemos seguido con actividades  para, de alguna manera, denunciar lo que sucede en el territorio respecto a la invasión minera o la invasión hidroeléctrica. En ese sentido siempre trato de mantenerme pendiente para participar de los conversatorios o trawun que se organizan. Entonces, eso lo hago de manera autónoma, de participar en los nguillatún.

Ahora estamos formando un núcleo de mujeres mapuche desde el cono sur, Abya Yala, del Wallmapu. Nos declaramos feministas, anticapitalistas y comunitarias. Entonces, estamos generando ese núcleo de mujeres mapuche en la que participan principalmente mujeres y algunos hombres. En Osorno, están abiertas estas convocatorias para formar un núcleo de mujeres mapuche. Además, mestoy formando como investigadora con mi papá y trabajando en un proyecto de investigación.

¿Qué mensaje quisiera transmitir usted a otros estudiantes que se están formando actualmente en las universidades chilenas?

Que no se olviden de dónde vienen ni quiénes son y que, a pesar de estar en una institución que busca de alguna manera blanquear quienes somos —porque a veces eso pasa en la universidad—, muchas personas entran en busca de mejores condiciones de vida o conseguir logros, esto puede llevar a olvidarse de su familia. Por ello, es importante no olvidarse de quienes son. Por lo mismo, me gustaría decirles que sean conscientes que si son mapuche, pertenecen a un territorio y que tan solo por eso tienen muchas riquezas como el idioma, que, si no lo conocen, que se dediquen a aprenderlo, porque estamos en una situación crítica. Ya lo dijeron los organismos internacionales, el mapuzungun y el chezungun están en una situación crítica de vitalidad, es decir, nuestro idioma se está perdiendo. Entonces, es importante que nosotros como estudiantes, como jóvenes y como profesionales en formación podamos tomar esta responsabilidad de darnos cuenta de esto, de fortalecer nuestro aprendizaje y vincularnos con nuestra cultura. No olvidarnos de eso, porque el sistema finalmente busca homogeneizar todo, pero nosotros tenemos que tener claridad de la riqueza que tenemos por ser parte de un pueblo originario.

Que no se olviden de luchar y que no se olviden de que hay gente que está presa. Todos los beneficios que hoy tenemos son a costa de la lucha que han dado nuestros hermanos, de muchos que fueron asesinados por carabineros, por el Estado. Muchos estuvieron presos durante el proceso de la Ley Indígena, en donde se obtuvieron derechos como la beca indígena y los hogares indígenas, por ello, muchos estudiantes hoy en día pueden llegar a un hogar con internet o agua caliente. Hoy en día nosotros estamos luchando por un hogar mapuche, sabiendo que el día de mañana probablemente nosotros no los vamos a usar, pero sabemos y tenemos la esperanza de que muchos estudiantes en el futuro lo van a necesitar y van a ser conscientes de lo que significa estar en ese espacio, que es una tremenda ganacia para nosotros como Pueblo.

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